No esperaba que en el gimnasio me pusieran una entrenadora personal tan sexy. Era todo un pibón y la verdad es que me costaba concentrarme cuando aparecía con esa ropa tan ajustada o con escote. El otro día se puso a enseñarme unos ejercicios y en alguna ocasión, sus enormes tetas se salieron de su camiseta. Lo hizo con toda la intención y al final, me puso tan cachondo que cuando se notó mi empalme, ella aprovechó para follarme y quemar calorías con sexo en el gimnasio.