Antes de volver de mis vacaciones, quise probar suerte en los últimos días de playa intentando ligar a la primera chica que pillase. Conocí a una rusa muy guapa y empezamos a charlar, por lo que pensé que al fin lo había conseguido. Pero resultó ser más golfa de lo que yo pensaba y tras irnos detrás de unos arbustos, me bajó el bañador y me ofreció unas brutales mamadas hasta terminar con la lengua fuera esperando a que me corriese en su boca.